Moscas en la Cocina (IX)
- Alvaro Ledesma -
Olvidaros de la poesía que la vida
reparte a hostias.
Mudó un libro desorientado a ser casa
deshabitada.
Se está mejor en la cuna.
Los unos sin los otros se vuelven ellos
mismos.
Si no sangran las manos sangra el
sentimiento.
Hartas de los toldos se amaron las
manivelas.
No tienen sexo las luces de los coches.
Exactas las medidas fallaban los colores.
En cadena se cometen los errores.
No hagáis caso a la ansiedad cuando
inclina las paredes.
Es de neuróticos atragantarse sin
espinas.
Si no es real qué pinta en la cabeza.
Bolas de papel orbitan alrededor de
lámparas de techo.
Satisfechos los incautos ignoran lo que
llega.
De tanto querer olvidaron amarse.
Suman veinte dedos dos mitades.
Crónicas futuras no alteran el presente.
Viajar en el tiempo sin llevar nada en la
mente.
No digo que no exista aquello que
pensamos.
Es literatura el final de cada vida.
Se obsesionan los cuerpos por lucir
esbeltos.
Presiona tener que hacer y no saber el qué.
Subir escaleras que bajan es más que un
juego de niños.
Enhebradas las agujas cosen lenguas de
trapo.
Le preguntaban por su nombre y respondía
que le gustaba el color verde.
Muerta la memoria se libera el alma.
Se escapa el aire de los pulmones rotos.
Nada extraña a los ojos huecos.
Sueños diurnos contra pesadillas
nocturnas.
Cráneos calvos con diademas
espantapájaros.
Poco importan los motivos por los que ser
polvo de talco.
Alvaro Ledesma (2014)