domingo, 14 de septiembre de 2014

Moscas en la Cocina (II) - Alvaro Ledesma

MOSCAS EN LA COCINA (II)
- Alvaro Ledesma -

Vivir lentamente no es hacerlo más despacio.
Suben y bajan, pero los ascensores no avanzan.
No queda más remedio que atarse a camas verticales.

Cambian los soñadores cada vez que dejan de ser ellos mismos.
Campanas de porcelana se abrazan antes del concierto.
Cuando mueres al amanecer empieza otro día.

Los cubos sucios con fondo roto no sirven para recoger goteras.
El agua envidia al vino por su baja autoestima.
Están cansadas las botas del trabajo.

Decidieron juntos que lo inmenso fuera efímero y lo diminuto eterno.
Es todo un reto para los tapones de las bañeras retener el agua hacia arriba.
En cuanto se convierte en realidad hay que inventarlo todo de nuevo.

Llega la aflicción más allá de las ruinas.
Cuelga del suelo una cuerda que sujeta el techo.
La ilusión de los adictos es encontrar otro laberinto.

No es arte la chatarra pero sí chatarra el arte.
Los sacos más pesados están llenos de dudas.
Una vez que sabes ya no queda nada.

Cuerpos sobre cuerpos sin remordimientos.
Dos circunferencias secantes contienen el mismo llanto.
Escapan de las trampas las pieles sin abrigo.

Un acordeón envuelto en celofán recuerda motivos placenteros para olvidar sus rencores.
Que se acostumbren los coherentes a las espirales y torbellinos.
O te vuelves lobo o mueres oveja.

Telas azules viajan a oscuras en contenedores oxidados.
Ojos microscópicos te dan la bienvenida en los pasillos de los colegios.
Cerrojos ausentes en las letrinas de puertas verdes.

Obras de teatro sin teatro. 
Fardos de paja en las retinas.
Pies descalzos sobre charcos.

 Entre copa y copa se maquillan las marionetas que divagan entorno al azar.
Trenes de juguete atropellan muñecas suicidas.
No cantan los hombres pájaro cuando se saben dentro de cubos celda con vistas al mar.

Por los pasillos apuntalados se abren paso los escuálidos.
Con el pelo trenzado las unas a las otras forman corros cerrados las niñas sin brazos.
Jamás hacen las paces las parejas de guantes.

 Ignora el que no se enfrenta.
Vuelven siempre los perdidos a estar perdidos.
A base de pliegues se parte el alambre.

Son gigantes los minutos desde el suelo.
Tú decides si acabas conmigo ahora o robarme el alma para siempre.
 Desde ciertos miradores el pasado es tan irreal que parece un mundo fantástico.

Alvaro Ledesma (2014)