Moscas en la Cocina (XII)
- Alvaro Ledesma -
Cuesta admitir que no se pueda.
Más tarde ya es muy tarde.
Darse cuenta es doloroso.
No se apiadan las turbinas.
Sartenes rabiosas no se dan por vencidas.
Se oye un burro hablando con disimulo.
Niños de pelo blanco con chupetes de
caramelo.
Se enfadan las tuberías de agua fría.
Todos los paraguas pidiendo ayuda.
Nadie se salva de las miradas vacías.
Tal vez sea mejor creerse las mentiras.
De nada vale ahora qué pensé mañana.
Con radios de bicicletas les hizo las
antenas.
Doce relojes en la bañera esperan cada
uno su hora.
La rabia que mata el día a día eyacula
esperma con sabor a bilis.
Un inventor de maravillas inútiles cenó todas sus pastillas.
Vuelve la piel a sentirse piel.
No hay manera si es genético.
Qué más dará no dejar huella.
Se abren los árboles en cremallera.
Aún laten los corazones que se cubren de
musgo.
No paran de reírse los fantasmas tristes.
Para cruzar al otro lado hay que
quedarse en éste.
Dar de comer es la forma animal de amar.
Tarde o temprano aparecen los estigmas.
Todo en el mismo tono porque no hay otro
que lo entienda.
Lo único importante es que la luz entre por
la rendija.
Demasiado tiempo pensando que demasiado
tiempo pensando.
A pesar de la coherencia no remedio el
desatino.
Sigamos errando hasta que se acabe el
vino.
Alvaro Ledesma (2014)